¿Quién manda en Honduras?

Por Ricardo Sosa / DIARIO EL SALVADOR, 5 de julio del 2023

La República de Honduras atraviesa complicados momentos en materia de inseguridad, crimen y violencia; junio de 2023 significó uno de los meses con masacres, crisis en el sistema penitenciario, destitución del ministro de Seguridad, toques de queda en Choloma y San Pedro Sula, ofrecer recompensas a quien facilite información, entregarles la seguridad de los centros penales a militares, requisas en centros penales, donde han encontrado fusiles de asalto, armas largas y cortas, abundante munición, gasolina y otros objetos prohibidos por la ley y el sentido común.

El Gobierno de la presidenta Xiomara Castro ha estado marcado por la improvisación de medidas de reacción ante cada crisis, la destitución de funcionarios ante la presión de la población y medios de comunicación. Ante cada nuevo problema ha surgido una improvisación, y aparece la creatividad de personas que solo buscan que el nivel de aceptación de la presidenta Castro no siga cayendo, a un año y cinco meses de su mandato.

El Gobierno de Honduras no tiene plan ni estrategia integral de seguridad, esto quedó en evidencia durante la campaña cuando era una aspirante a la presidencia, pero además atraviesa otras graves crisis en energía, política, economía y de lo social. Las masacres son una muestra de parte de la tragedia que viven nuestros hermanos en Honduras. El Gobierno de la presidenta Castro ha fracasado en el tema de seguridad. Además, la sociedad hondureña experimenta una serie de apagones debido a la crisis energética, que afecta la industria, el comercio y las micro y pequeñas empresas. Ante toda esta serie de cocteles de crisis, culpan a los gobiernos anteriores, pero las decisiones que tienen que ver con la seguridad que marcan inoperancia le corresponden a la actual administración.

En Honduras —es mi opinión y existe suficiente evidencia, incluso casos judicializados— el crimen organizado ha permeado toda la estructura del Estado y son los grupos de poder los que se han lucrado de actividades de crimen organizado; a la cabeza el tráfico y el comercio de cocaína, la trata de personas y armas. Son ellos los actores que tienen control y la influencia en el territorio hondureño. Las acciones y las decisiones giran alrededor únicamente de las pandillas. Ante una desesperación pretenden declarar «terroristas» a los pandilleros; atacar únicamente esta fuente de violencia será un nuevo error de la administración Castro, además de que ignora la participación de actores del crimen organizado transnacional y las reformas de códigos y leyes. ¿Contará con los votos en el Congreso?

He podido ser entrevistado por las principales cadenas televisivas y radiales de Honduras el mes pasado debido al clamor de la población y la prensa por conocer el modelo impulsado por el presidente Nayib Bukele, la estrategia denominada Plan Control Territorial, pero es evidente que la presidenta Castro ha fracasado tratando de emular las acciones del presidente Bukele, ya que ha ignorado claves y llaves de la estrategia Plan Control Territorial y las diferencias en las dinámicas criminales de ambos países. Honduras tiene presencia y control de carteles de droga que dominan el territorio e incluso la política del país, son estructuras complejas y diversas.

En Honduras, además del control del crimen organizado, no se puede ignorar que Manuel «Mel» Zelaya es el poder detrás del trono, que es la continuidad del fracaso de cuando fue presidente, quien impulsó la ideología marxista y el socialismo del siglo XXI, que solo ha traído graves crisis y deterioros profundos a los países donde se impulsó con gobiernos mediocres y corruptos.

Qué bueno y satisfactorio es que El Salvador sea referente y un modelo a estudiar para considerar implementarlo en otros países en el continente americano cuando, tan reciente como en la administración anterior, éramos el país con la mayor tasa de violencia homicida, la capital del crimen y de la MS-13.