El crimen organizado permea el fútbol
Por Ricardo Sosa / Diario El Mundo 14 de marzo del 2022
El fútbol es el deporte número uno en el mundo y en El Salvador no es la excepción. Dentro de los espectáculos está previsto el mundial de fútbol Qatar 2022 que se desarrollará a finales del presente año. Las últimas semanas nos dejan escenas que se han hecho cada vez más frecuentes tanto en la primera división del fútbol salvadoreño como en otras ligas en Centroamérica y México; los hechos suscitados en el estadio Sergio Torres Rivera de la ciudad de Usulután en el juego entre Luis Ángel Firpo y C.D. Águila, en el cual se generó invasión al terreno de juego y fuimos testigos a través de las imágenes de la televisión y multiplataforma de redes sociales sobre los ataques entre seguidores de ambos equipos, y cómo se golpea a un aficionado en la cancha ante un estadio lleno, se atacaba entre varios hombres a puras patadas que pudieron causar la muerte o lesiones permanentes, como se hacían antes los rituales de iniciación de pandilleros.
La semana anterior, en el estadio de La Corregidora cuando se disputaba el partido entre Querétaro y Atlas por la primera división del futbol profesional mexicano, conocida como Liga MX, otro grave hecho de violencia brutal y salvajes ataques, con personas que fueron dejadas en el interior y exterior del estadio con sus órganos genitales expuestos ante los aficionados, sociedad mexicana y el mundo entero.
Los hechos suscitados en el estadio de Usulután en El Salvador como en Querétaro en México no son diferentes, por el contrario, tienen muchos factores en común como lo son la ausencia de un plan integral de seguridad, los procedimientos operativos normales, la normativa para manejar eventos deportivos en especial el fútbol, ante la indiferencia, pasividad y complicidad de los dirigentes del fútbol.
De igual forma, lo que se ha expuesto en otras columnas de mi parte por años en Diario El Mundo sobre la violencia e inseguridad en los estadios del denominado fútbol profesional, y es que el actuar de personas que se hacen pasar por aficionados y se infiltran entre las barras de los equipos son verdaderos criminales, personas que deben estar vinculados al crimen organizado y las pandillas en El Salvador, que trasladan la violencia con la que operan en sus familias, comunidades, barrios, colonias, negocios criminales los llevan cada fecha a los estadios de la primera, segunda y tercera división del fútbol en El Salvador.
Los dirigentes y autoridades del fútbol han contribuido al facilitar, apoyar, brindarles privilegios, permitir el ingreso de ilícitos y pólvora a los escenarios, regalándoles entradas, y denominarles “barras de animación” que en nuestro país fueron imitación de las barras violentas del fútbol argentino. Con estos grupos no se debe negociar nada. No tengo la más mínima duda que en los escenarios de la primera división del fútbol, así como se ingresa pólvora en diferentes modalidades, palos, astas para las banderas, drogas, alcohol etílico, guaro, marihuana, también ingresan armas de fuego y corto punzante porque la mayoría de los estadios no son de los equipos, son municipales, por lo tanto, no hay pleno control de la administración de los mismos. Incluso todo el comercio que se genera dentro y fuera de los estadios constituyen una red de ingreso de ilícitos.
El crimen organizado, las pandillas, bandas organizadas llegaron al fútbol latinoamericano y salvadoreño hace muchos años, están allí para hacer múltiples negocios ilícitos y maximizar sus ganancias. Los actos de violencia son naturales para ellos y ellas, son una extensión de la violencia que generan en nuestra sociedad, que es estructural, parte de la intolerancia que los que no van al estadio también practican cada día en el país. La dirigencia del fútbol profesional no tiene la voluntad política de resolver y buscar soluciones técnicas y de seguridad pública ante su espectáculo privado.
https://diario.elmundo.sv/opinion/el-crimen-organizado-permea-el-futbol
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