Capturados en el 2019 evidencia de una sociedad en crisis y violenta

Ricardo Sosa

La Policía Nacional Civil informó durante las primeras horas del presente año que a través de sus unidades de seguridad pública e investigaciones desarrollaron operaciones de investigación criminal, así como los arrestos en flagrancia haciendo un total de 41,112 detenciones durante el año 2019; según el informe dichas detenciones se incrementaron durante los últimos siete meses que se ha implementado por el denominado “Plan Control Territorial” y ayudó a mejorar estos indicadores.

Al revisar los datos de la PNC puedo destacar que del total de capturas 2,784 personas se les capturó por sus vínculos según las investigaciones en el delito de homicidio, por homicidio culposo 115 como resultados del delito de conducción peligrosa; 1,904 detenciones por el delito de extorsión, 1,847 detenidos por atribuírseles delitos relacionados al patrimonio como hurto y robo; la efectividad se midió también por que 866 personas fueron detenidas dentro del periodo de la flagrancia en delito contra la libertad sexual por violación en contra de niñas, adolescentes y mujeres.

Y para las personas que dudan de la cultura de violencia y falta de convivencia, por el delito de “lesiones” se incriminó a 3,234 personas; por otros delitos la cifra acumulada en el año 2019 fue de 30,236 implicados en “transgresiones al orden público”

Otro dato importante es la mejor en la relación y coordinación de la PNC con la FGR, y viceversa que generó 4,774 capturas mediante órdenes administrativas, y por órdenes judiciales  la PNC logró la captura de 3,436 imputados. Se agrega a estos datos que fueron notificados al interior de centros penales 3,537 privados de la libertad sobre hechos de violencia cometidos previo a su detención.

 Al menos 113 personas fueron capturadas a diario en el año 2019, las cifras son categóricas e indican en parte la radiografía de nuestra sociedad, los delitos que acumularon mayor número de expedientes en sedes fiscales a nivel nacional el año pasado fueron las amenazas y las lesiones, superando por gran distancia a los homicidios y extorsiones. De la amenaza (violencia verbal) pasamos a las lesiones (violencia o agresión física) estas lesiones en algunos casos son leves, y otras causan incapacidad superiores a tres semanas, y daños permanentes, y otras pasan a la etapa de homicidio. De estos casos observamos a diario en las colonias, barrios, comunidades, semáforos, centros comerciales, mercados, irrespeto en las filas y otros ejemplos del diario vivir, en los catorce departamentos de nuestro país.

En este inicio de una nueva década y año hagamos un compromiso con nosotros mismos y con nuestras familias, vecinos, compañeros de trabajo de poder tener amor por el más próximo, practicar la tolerancia y fomentar cultura de paz, podemos convertirnos en agentes de cambio y comenzar afectar a los que tenemos próximos. Debemos comenzar a romper estos círculos de vioencia que tanto daño, sangre, luto y dolor le han traído a El Salvador. Comenzamos a trabajar desde ya, y no esperemos y dejemos a la suerte y que tengan que morir una o dos generaciones para ver los cambios por medio de la educación, cultura y la implementación de principios y valores. Pero debemos activarnos y tomar decisiones, para los hombres, decidamos romper con prácticas y conductas machistas que solo genera violencia contra las mujeres, contra otros hombres y contra nosotros mismos. Entremos a un nuevo año con la firme voluntad de cambiar y ayudar a otros.

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